Telefónica e Indra estuvieron cerca de unir sus fuerzas. Tras la llegada de Marc Murtra al frente de la operadora de telecomunicaciones, después de abandonar Indra, Moncloa buscó un posible encaje para fusionar ambas compañías.
No obstante, tal y como indican fuentes conocedoras de la situación, la operación se descartó por la posibilidad de que la nueva sociedad fuera objeto de ciberataques que pudieran poner en riesgo la seguridad nacional.
De acuerdo con las fuentes consultadas, el Gobierno recibió informes contrarios a la operación, ya que aunar dos sectores como el de Defensa y el de Telecomunicaciones podría haber sido un blanco fácil para intentar conseguir información confidencial e, incluso, dañar las infraestructuras de dos sectores críticos para un país.
Moncloa, una vez que escaló posiciones en la empresa de telecomunicaciones al convertirse en el segundo máximo accionista, planteó esta posibilidad, ya que consideró que existían sinergias perfectamente compatibles entre Telefónica e Indra. El Ejecutivo estudió dicha fusión por sus puntos en común, como la tecnología, la seguridad y la defensa.
El Gobierno defendió la fusión entre ambas empresas
De hecho, desde el Gobierno se destacaban las similitudes entre ambas compañías. “Países como Italia o Alemania tienen una importantísima participación en sus compañías tecnológicas, también porque estas empresas cada día son más responsables de la seguridad del país, la ciberseguridad, la capacidad de tener salvaguardado, en términos de defensa, todo lo que son nuestros activos”, dijo la vicepresidenta María Jesús Montero cuando se conoció, a través de varios medios de comunicación, la posibilidad de que se produjera una unión entre Telefónica e Indra.
El propio Marc Murtra, en su primera comparecencia como presidente, con motivo de los resultados anuales de 2024, también dejó en el aire la posibilidad de que Telefónica llegara a hacer una oferta por Indra. “Todo está sujeto a revisión y será el consejo de istración quien tome las decisiones”, dijo hace dos meses.
- El Gobierno veía con buenos ojos unir las fuerzas de Indra y Telefónica
- Moncloa tuvo informes negativos sobre las consecuencias de la fusión
- Indra y Escribano están cerca de crear un campeón de Defensa
Las expectativas eran tales que el propio Gobierno empujó al que fuera presidente de la compañía, José María Álvarez-Pallete, a acometer dicha operación. No obstante, el directivo no vio del todo clara la operación y no dio el paso definitivo para lanzar una oferta por la compañía.
Álvarez-Pallete tenía claro que no quería engordar aún más la abultada deuda que arrastra Telefónica con la compra de Minsait. Sin ir más lejos, como adelantó este periódico, este fue uno de los principales detonantes para que Moncloa se decidiera a cambiar la cúpula, y el presidente destituido era consciente de los deseos de Sánchez desde el pasado verano.
Con Marc Murtra ya al frente, la operación se sondeó tanto en los despachos de Telefónica como en el Ejecutivo dirigido por Pedro Sánchez, pero las implicaciones en materia de ciberseguridad terminaron por cerrar el proyecto.
Indra ve en Escribano un socio para crear un campeón nacional
Pero a rey muerto, rey puesto. Ante la necesidad de buscar un campeón nacional en Defensa, y con la imposibilidad de unir sinergias con Telefónica, apareció la opción de fusionar Indra con Escribano, una operación que está cerca de consumarse.
El presidente de Indra, Ángel Escribano, tiene atado el apoyo mayoritario del capital para todos estos planes —cuenta con el respaldo de la SEPI, titular del 28%; de Escribano con el 14,3%; y de Josep Oughourlian, propietario de otro 7,24%— para poder acometer uno de los movimientos más importantes en el sector. No obstante, el máximo directivo tendrá que sacar adelante en el consejo la propuesta, algo que no tiene asegurado.
De hecho, al presidente le han surgido voces críticas desde que ocupa el puesto. Luis Abril, el consejero y primer ejecutivo de Minsait, la filial que genera la mitad de todo el beneficio del grupo, presentó la dimisión una vez que no estuvo de acuerdo con la fusión.
Para asegurarse el control, Escribano quiere renovar el consejo, aprovechando que, en total, el 68,7% de los del máximo órgano ejecutivo está pendiente de renovación a lo largo de este año, lo que equivale a 11 de los 16 del órgano de gobierno de la compañía tecnológica.